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Investigación explora la vida de los guanches en El Teide y su respuesta al peligro volcánico.

Investigación explora la vida de los guanches en El Teide y su respuesta al peligro volcánico.

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 26 de octubre. La arqueóloga Matilde Arnay, perteneciente a la Universidad de La Laguna (ULL), ha compartido recientemente en Tenerife hallazgos significativos de su investigación, que se ha desarrollado a lo largo de los últimos diez años, enfocándose en la vida de los guanches en Las Cañadas del Parque Nacional del Teide. El nuevo objetivo de su equipo es indagar sobre la evolución del comportamiento de estos antiguos canarios a la luz de los fenómenos volcánicos en su entorno.

En una entrevista con Europa Press, Arnay explicó los resultados obtenidos hasta la fecha, que incluyen un exhaustivo redescubrimiento de cuevas y chozas que se han mantenido en buen estado dentro del Parque Nacional. Esto contrasta con sitios en otras partes de la isla, donde el crecimiento urbano ha deteriorado muchas de estas estructuras. Las construcciones en Las Cañadas ofrecen una ventana fascinante al estilo de vida de los guanches en esta región montañosa.

Los hallazgos de esta investigación están siendo exhibidos en el Centro de Visitantes de Cañada Blanca, donde Arnay ha organizado la documentación y las excavaciones que han llevado a cabo. “Hemos realizado campañas de excavación en diferentes estructuras de este tipo para entender mejor cómo funcionaban”, compartió la arqueóloga, refiriéndose al trabajo realizado por su equipo.

Arnay destacó que el conocimiento profundo que se ha logrado sobre estas viviendas ha producido datos “muy interesantes” sobre su construcción, incluyendo los muros de lava y la disposición interna de los espacios. En muchas de las cabañas, el centro de la vida cotidiana estaba dominado por una “gran estructura de combustión” que servía para cocinar y calentar.

Paralelamente, la investigación ha puesto de relieve otro ámbito crucial: el análisis de las 'canteras-taller' donde los guanches producían molinos de mano. En estos lugares, se extraía la materia prima de la roca volcánica porosa, y se elaboraban las herramientas. “Hemos localizado varias canteras, incluidas dos de gran tamaño, que se han encontrado casi intactas”, especificó Arnay.

La arqueóloga subrayó la relevancia de estos estudios para recuperar información esencial sobre la tecnología utilizada en estas canteras, como el proceso de fabricación de los molinos y su distribución posterior. “Ha sido una oportunidad para conocer una tecnología que era desconocida hasta ahora”, añadió.

A pesar de que los yacimientos de cabañas y chozas guanches en el Teide están bastante distribuidos, existen áreas con una “mayor concentración”, como es el caso del camino de Siete Cañadas. Este recorrido atraviesa el sur de las Cañadas, donde hay recursos hídricos que facilitarían el establecimiento de grandes asentamientos.

En cuanto al tipo de asentamiento de los guanches en esta área, especialmente considerando las condiciones frías y de alta montaña del Teide, Arnay indicó que se ha considerado la ocupación como “temporal” o incluso estacional. Esta dinámica se centraba en los meses de primavera y verano, épocas en las que se organizaban actividades comerciales y de recolección.

La naturaleza “ligera” y “movible” de las cabañas sugiere que estaban diseñadas para adaptarse al entorno. “El desafío -aclara Arnay- es que, en un determinado momento, cuando empezaron a notar los peligros de la montaña, la ocupación podría haberse vuelto más permanente, especialmente frente a las amenazas que surgieron con la llegada de los conquistadores”, agregó la investigadora. Este cambio corresponde a un periodo que se extiende, según se ha señalado, hasta el siglo XVII.

Matilde resalta la importancia de su trabajo en el Teide para entender cómo los guanches utilizaban los recursos líticos locales. Su conocimiento del territorio y sus recursos fue profundo. Además, la investigadora destacó la evolución en la percepción del territorio entre la población guanche, ya que es probable que la concepción simbólica de su entorno cambiara a lo largo del tiempo.

A la luz de las erupciones del Teide, los guanches desarrollaron una visión particular de su entorno, y esta es una línea que el equipo de investigación está explorando. “Lo más relevante en este momento es haber documentado una gran cantidad de yacimientos arqueológicos que indican una estancia continua desde el siglo V, hasta casi el XVII”, enfatizó Arnay.

El trabajo continúa con nuevos proyectos que investigan la relación entre los eventos volcánicos y el comportamiento de los guanches, utilizando técnicas de excavación renovadas para obtener más datos valiosos. De esta manera, se busca establecer conexiones entre la ocupación de ciertas áreas y los sucesos naturales, ya que muchas de las narrativas históricas que han llegado hasta nosotros son “negativas” en torno al volcán.

“Estamos intentando obtener datos cronológicos que nos permitan rastrear cambios en la ocupación, es decir, determinar si las mismas zonas eran habitadas en diferentes épocas. Sin embargo, establecer cronologías precisas es un desafío, ya que requerimos muestras muy fiables”, concluyó la especialista.